X-Men: First Class (2011)

Meses antes del 3 de Junio del presente año se aliaron Marvel y Bad Hat Harry Productions con el afán de presentar una historia cronológicamente preliminar que colocara las bases de toda la novela. Ergo, una fábula más elaborada. El producto es X-Men: First Class (2011). Dirigida por Matthew Vaughn, con la cooperación de Bryan Singer (fundador de la empresa productora) en la redacción de la historia. Singer fue el director -y co-guionista- de las dos producciones iniciales de la saga.
Esta nueva idea resultaría, en el papel, muy atractiva. Contar los inicios de estos superhéroes no sería sólo un reto ante las expectativas de los fans, sino también una oportunidad –por lo menos en mi opinión- de llevar a la pantalla grande una crónica más detallada a nivel de guión, sin caer en una gestación cinematográfica lenta y/o aburrida; sino también con la intención de evitar ser una cinta llena de efectos visuales que careciera de un hilo conductor. ¿Lo logró?
En parte. Lo cierto del caso es que con “X-Men: Primera generación” tenemos una narrativa más densa que la de sus semejantes. No obstante falla al querer agrupar diversos hechos históricos (sí, sí; dentro de su misma ficción) en sus 2 horas de duración. Es decir, posee la típica edición apresurada que he mencionado en anteriores ocasiones, común en el cine “moderno”. Por decirlo de alguna manera, no fluye. Caso contrario se da, por ejemplo, en The Social Network (edición que, vale recordar, ganó el Óscar). En X-Men: First Class la mayoría de escenas se visualizan inconclusas -les falta en sí mismas o en su articulación-, por lo cual muchas veces el relato se torna superficial.
Por su lado, el paralelismo entre las vidas de Charles Xavier (James McAvoy) y Erik Lehnsherr (Michael Fassbender) está muy bien logrado. Se consigue apreciar la amistad en crecimiento entre ambos, al igual que el mismo contraste entre sus personalidades, intereses y cosmovisiones. Incluso, es curioso (por no decir vacilón) pensar en un Professor X fiestero y ligador -galán- durante sus años mozos; mas no sorprende conocer a un Magneto motivado por el rencor y la venganza.
Precisamente es este villano en potencia, interpretado de manera soberbia por Fassbender, el que –como dirían por ahí- se lleva el show con su presencia en escena. Empero, por el otro lado, McAvoy, nominado a un Globo de Oro hace tres años, cumple sin asombro en esta súper producción. La telepatía del profesor no genera (casi) nunca ninguna credibilidad. Pareciera ser que le dijeron “sólo tóquese la frente, nosotros nos encargamos de que se vea sorprendente”. No funcionó para mí. A nivel expresivo y/o de gestos, el actor escocés pudo haber puesto más de su parte.
El resto del reparto como Kevin Bacon –actor consolidado y ganador de un Globo de Oro-, Oliver Platt –otro más consolidado y nominado al Globo de Oro-, Rose Byrne –nominada a dos Globo de Oro- y Jennifer Lawrence –nominada recién al Oscar por su actuación en Winter’s Bone-, cumplió, de igual manera, sin pena ni gloria.
Cabe resaltar que el asunto de la credibilidad –dentro del mismo argumento ficticio- fue uno de los puntos más débiles de esta película. El CGI (imágenes generadas por computadora), el cual no parece ser de última generación, acompaña acción que se convierte en exceso. Combates, acción, peleas, y más acción. Sí, lo sé, es una película de una historieta combativa; sin embargo la idea general se prestaba para una realización más variada.
El filme, acercándose a su conclusión, saca a relucir sus enseñanzas morales (caso de Beast y Mystique) sin caer en lo presuntuoso –por dicha-, a pesar de que el largometraje es partícipe de una emotividad y un humor que con poco esfuerzo intenta atrapar al espectador. La lógica del final es conocimiento básico de cualquier seguidor de las leyendas mutantes, por lo que no se le podría crucificar por una aparente predictibilidad.
En resumidas cuentas, y comparándola con producciones que han intentado hacer lo mismo -contar los inicios de una historieta- como Batman Begins en el 2005 o Iron Man en el 2008, tenemos ante nosotros una producción que es buena, pero que pudo ser mucho mejor. Sobre todo en su trama (incluyendo su puesta en escena) y en la calidad de sus efectos especiales. Por ello, le doy un 7. Un 8 o más, al nivel de 'comic movies' como The Dark Knight (2008) o Watchmen (2009), sería sobrevalorarla.
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